Guillermo
Miller
HERALDO DEL SEGUNDO
ADVENIMIENTO
Nació
el 13 de febrero de 1782 - Murió el 20 de diciembre de 1849
Cuando
niño Guillermo Miller vivió en una finca al este de Nueva York. A la muerte de
sus padres, heredó la finca. Cuando joven fue un estudiante diligente,
consiguiendo prestado libros y leyendo siempre que tenía oportunidad. En la
noche, después que sus padres se retiraban, se levantaba en silencio, tomaba un
libro, se acostaba frente a la chimenea y estudiaba. Una noche su padre lo
sorprendió y amenazó con pegarle si no descansaba y dejaba sus hábitos
ridículos de estudio.
Miller
tenía una formación religiosa sólida, pero se ató a la "multitud
equivocada". Sus amigos eran deístas. Esta gente puso a un lado la Biblia y tenía ideas vagas
acerca de Dios y su personalidad.
Pero
Miller fue siempre un hombre de carácter moral elevado. Lo que no pudo
encontrar en la religión lo trató de obtener en realización elevadas y
patrióticas. Sirivió con distinción a su patria como oficial en la guerra de 1812.
Más tarde en su comunidad natal sirvió como juez de paz.
Cuando
Miller tenía treinta y cuatro años, se sintió descontento con sus perspectivas.
El Espíritu Santo impresionó su corazón y se volvió al estudio de la Palabra de Dios. En este
libro, Jesús le fue revelado como su Salvador. Encontró en Cristo la respuesta
a todas sus necesidades. Decidió estudiar la Biblia cuidadosamente y establecer, si podía, la
respuesta a los muchos problemas que lo tenían perplejo. Su estudio lo condujo
a las grandes profecías que indicaban la primera y la segunda venida de nuestro
Señor. Las profecías del tiempo le interesaban, particularmente las de Daniel y
Apocalipsis.
En
el año 1818, como resultado de su estudio de las profecías de Daniel 8 y 9,
llegó a la conclusión de que Cristo vendría en algún tiempo del año 1843 ó
1844. Vaciló hasta 1831 antes de empezar a anunciar sus descubrimientos.
Entonces la suerte fue echada. Por su primer servicio público podemos marcar
los principios del movimiento adventista en Norteamérica. En los meses y años
que siguieron aproximadamente 100,000 personas creyeron en la inminente segunda
venida de Cristo.
Miller
vivió varios años después del chasco de 1844. Murió en Jesucristo en 1849.
Cerca de su casa en Low Hampton hay una pequeña iglesia que él construyó antes
de morir. A pesar de su incomprensión del evento que debía acontecer en 1844,
Dios lo usó para despertar al mundo en cuanto a la proximidad del fin y a la
preparación de pecadores para el tiempo del juicio.
Descansa
en el pequeño cementerio de Low Hampton, Nueva York, esperando el llamado del
Dador de la vida.
Ver:
Conflicto de los Siglos, págs. 317-330; también Midnigth Cry. págs. 17-60;
Footprints of the Pioneers, págs. 18-27, y Captains of the Host, pág. 15-26.
Una Historia Acerca de Miller
En
1818 William Miller llegó a la conclusión de que Cristo iba a regresar en 1843
ó 1844, pero vaciló en decirle a la gente porque pensó: "soy solamente un
agricultor y se burlarán de mí". Así que estudió el asunto por quince años
más. Un día, el 2 de agosto de 1831 para ser exactos, le prometió al Señor que
si el camino se abría, iría. Arturo Spalding relata cómo el Señor guió a su
sobrino Irwing hacia su casa, con la invitación que él había convenido.
"¿Qué quieres decir por el camino abierto?" "Que si alguien
viene, sin mi iniciativa, y me pide que salga y proclame el mensaje, diría que
el camino está abierto".
"Entonces
Irving en la puerta del frente, hablaba y daba el mensaje de su padre de: Venir
y hacerse cargo del servicio en la iglesia en ausencia del predicador local.
"Ven y enseña a nuestro pueblo que el Señor viene. . . "
Guillermo
Miller estaba asombrado por este llamado repentino. No contestó una palabra al
niño, sino que dando vuelta, cruzó la puerta de atrás, bajó la pequeña cuesta
del lado oeste y subió nuevamente al bosque de arce donde a menudo fue a orar.
A lo largo de todo el camino una voz susurraba en sus oídos: "¡Ve y dilo!
¡Ve y dilo! ¡Ve y dilo al mundo!" En su bosque de arce (aún erguido, con
varios patriarcas del tiempo y algunos árboles tiernos) cayó de rodillas y
gritó: "¡Señor, no puedo ir! ¡No puedo! Soy solamente un agricultor, no un
predicador; cómo puedo llevar un mensaje como Noé?" Todo lo que pudo
escuchar fue: "¿Romperás una promesa tan pronto después de haberla Hecho?
¡Ve y dilo al mundo!
"Al
fin se rindió, exclamando: "Señor no sé cómo puedo hacerlo, pero si tú
irás conmigo iré".
"Su
carga fue quitada. Su espíritu se elevó. Saltó, éste calmado y viejo agricultor
de edad madura, brincando de un lado a otro, aplaudía y clamaba:, ¡Gloria,
Aleluya!"
"Lucía,
su hija más pequeña, su casi constante compañera, lo siguió mientras él se
apresuraba por el sendero; y ahora parándose a su lado, estaba atenta a su
acción y su triunfo. Asombrada por esa explosión que nunca antes había visto en
su padre, corrió de regreso a la casa gritando: "¡mamá, mamá, ven rápido!
Papá está en el bosque y se ha vuelto loco!" Eso fue lo que el mundo dijo
de él más tarde, pero Lucía reconsideró su juicio y siguió sus enseñanzas hasta
el final de sus días". --Footprints of the Pioneers, págs. 20-22.
Esta
es la historia del llamado de Miller a la predicación del segundo advenimiento
de nuestro Señor. ¡Qué poderoso predicador era él también! Considerado,
enérgico. Miles fueron convertidos por su ministerio. Si esperamos que el Señor
nos ayude a estar listos para su venida y ayudar a otros a estar listos,
debemos estudiar la Biblia
con ahínco y ser tan fieles en nuestra obra como Miller lo fue en los últimos
años de 1830 y en los primeros de 1840.
No hay comentarios:
Publicar un comentario