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miércoles, 31 de diciembre de 2014

NUESTROS PIONEROS ELENA G. DE WHITE

Ellen G. White

MENSAJERA DEL SEÑOR

Nació el 26 de noviembre de 1827 - Murió el 16 de julio de 1915

Elena G. de White fue la más conocida de todos los adventistas del Séptimo Día, no solamente porque fue dotada con el don de profecía, sino por su marcada influencia en la formación de un movimiento mundial dinámico. Durmió en Cristo el 16 de julio de 1915, pero su fama sigue creciendo al pasar los días. Cuando era joven adolescente participó en la proclamación Millerita de 1840.

Igual que miles pasó por el chasco, pero su fe nunca vaciló. Llegó a ser una de los 3 pioneros originarios de la iglesia teniendo parte con el que sería su esposo, Jaime White y José Bates en esparcir la nueva luz sobre la purificación del santuario y el sábado. Poco después de su primera visión, Elena Harmon fue instruida por el ángel del Señor a escribir lo que se le había revelado. Dijo: "Temprano en mis labores públicas, el Señor me ordenó, 'Escribe, escribe las cosas que te he revelado'. En el tiempo en que este mensaje vino a mí, no podía sostener mi mano firme. Mi condición física hizo imposible que escribiera". "Pero otra vez vino la palabra del Señor: 'Escribe las cosas que te son reveladas' ... Obedecí y como resultado no pasó mucho tiempo antes que pudiera escribir página tras página con relativa facilidad. ¿Quién me dijo lo que debía escribir? ¿Quién aseguró mi mano derecha e hizo posible que usara la pluma? Fue el Señor". Review and
Herald, junio 14 sw 1906. (Citado en Messenger to the Remnant, pág. 109).

Su primera revelación profética en diciembre de 1844 fue seguida por aproximadamente otras 2000 en forma de sueños proféticos de noche o visiones de día. La última visión mostrada, trataba sobre el bienestar espiritual de los jóvenes; la fecha, marzo 3 de 1915. Durante los setenta años de su ministerio público entre 1844 y 1915 escribió aproximadamente 25 millones de palabras o cien mil páginas de material manuscrito. ¡Esto es una gran cantidad de escritura!

Los consejos tempranos de la Sra. White en el área de administración y organización de la iglesia, en las ramas de Salud, Evangelismo Médico, Educación y publicaciones son bien conocidos. Sus muchos libros guardan estos mensajes para las iglesias de hoy. Sus escritos no son anticuados, sino que están al día. En algunas áreas de ciencia y educación el mundo no ha aplicado todavía los principios y filosofías enunciadas por la Sra. White.

Donde sus consejos han sido puestos en práctica, los resultados han confirmado su origen divino.
El esposo de la señora White murió el 6 de agosto de 1881. Por cerca de treinta y cuatro años la señora White fue viuda. Trabajó dos años en Europa, del verano de 1885 al verano de 1887. Fue pionera en Australia de 1891 a 1900. Los once años pasados en el servicio extranjero ponen de relieve el carácter internacional de su ministerio. Fue verdaderamente una mujer que perteneció al mundo, no simplemente a un grupo provincial. Aunque era americana comprendía que su misión era para la iglesia mundial.

El 13 de febrero de 1915, se cayó en su casa en St. Helena y se quebró la cadera. Murió el 16 de julio de 1915. El funeral fue dirigido el 24 de julio de 1915 en Battle Creek. Fue enterrada en Oak Hill Cementery al lado de su esposo y otros parientes. Aunque está muerta, todavía nos habla en los 65 libros que ahora están disponibles en inglés y en muchas traducciones extranjeras. Ver: Messenger to the Remanent, págs. 109-111; Captains of the Host, por A. W. Spalding, págs. 58-76; Pioneers Stories Retold, págs. 77-100; Footprints of the Pioneers, págs. 59-67.

Una Historia Acerca de Elena G. de White

La joven Elena Harmon (Más tarde Elena G. de White) tuvo su primera visión profética al mes siguiente de haber cumplido sus diecisiete años y solamente dos meses después del chasco de octubre de 1844. Debió haber sido una ocasión conmovedora. Estaba arrodillada en oración con otras cuatro amigas en la casa de su querida amiga, la señora Hains, en el sur de Portland, Maine. Estas cinco consagradas mujeres oraron con la esperanza de que su Padre celestial les revelara la razón por la cual Jesús no había venido como lo habían esperado en octubre 22. Mientras oraban por entendimiento y dirección, la joven Elena sintió el poder de Dios sobre ella como nunca lo había sentido antes. Arthur W. Spalding dijo: "En un momento perdió de vista a los que la rodeaban, vio la visión de Dios". "Vio una senda angosta y derecha que se perdía arriba sobre el mundo, sobre la cual el pueblo de Dios viajaba a la Ciudad Eterna del Más Allá. Detrás de ellos sobre la senda brilló una luz resplandeciente, en la cual un ángel le dijo que era el 'llanto de medianoche de 1844'. El 22 de octubre de 1844 fue llamado el Día del Chasco, pero en realidad fue el Día de Su Encuentro. Aquellos viajeros sobre el sendero que mantuvieron sus ojos en Jesús y caminaron en la luz que fue vertida sobre su senda fueron con seguridad, pero los que desarrollaron desánimo y cobardía perdieron el paso y cayeron. Pronto escucharon la voz de Dios anunciando la Segunda Venida de Jesús, y entonces vieron una pequeña nube negra aumentando en tamaño y brillantez, hasta que el arco iris del cielo reveló la venida del Hijo del Hombre en Su gloria". Footprints of the Pioneers, págs. 65, 66.

Cuando Elena salió de esta primera visión, sus amigos se sintieron aliviados pues habían pensado que estaba
muerta. No había aliento en sus pulmones, sus ojos estaban abiertos pero no podía ver nada. Unicamente con los ojos de su mente podía ver las escenas de la visión. Dijo: "Nunca pensé que vendría al mundo otra vez. Cuando mi aliento vino a mi cuerpo, no podía oír nada. Todo estaba oscuro. La luz y la gloria sobre la que mis ojos han descansado, ha ocultado la luz. Así fue por muchas horas. Entonces gradualmente empecé a reconocer la luz y pregunté dónde estaba. "'Estás aquí en mi casa', dijo la dueña de la casa. ¿Qué? ¿Aquí? ¿No sabes acerca de esto? entonces todo volvió a mí. ¿Es este mi hogar? ¿He venido aquí otra vez? ¡Oh!, el peso y la carga que vinieron a mi alma" MS 16, 1894; Messenger to the Remanent, pág. 6.

Lloré cuando me encontré aquí, y me sentí nostálgica. Había visto un mundo mejor, y él había dañado éste para mí., --Life Sketches, págs. 67, 68.

Esta es la preciosa luz que la hermana White recibió en sus visiones y que vemos reflejados en cada página de sus maravillosos libros. ¿Cuántos de estos libros ha leído? ¿Puede nombrar cinco de sus libros? 

NUESTROS PIONEROS JAIME WHITE

James White

EL APÓSTOL PABLO DEL MOVIMIENTO

Nació el 4 de agosto de 1821 - Murió el 6 de agosto de 1881 Los Adventistas del Séptimo Día nunca han conocido a un ejecutivo y dirigente misionero más talentoso y capaz que Jaime White. Fue también un poderoso evangelista público. No solo participó con William Miller y José Bates y tantos otros predicadores en la proclamación del advenimiento de nuestro Señor cerca de 1840, sino que sobrevivió al movimiento millerita para llegar a ser el primer gran apóstol de la causa Adventista del Séptimo Día.

La palabra "el primero" se aplica a Jaime White como a ningún otro ministro en la iglesia. Fue el publicador del primer periódico editado por los Adventistas del Séptimo Día, La Verdad Presente, (1849). Fue el primer editor de la Review and Herald (1850), del Youth's Instructor (1852), y también del Signs of the Times (1874). Podría haber sido el primer presidente de la Asociación General, pero rechazó el honor ofrecido por la mayoría de sus hermanos porque había sido jefe defensor de la Organización de la Iglesia. No quería que la gente pensara que estaba elaborando un puesto para sí mismo. Sin embargo, fue presidente de la Asociación General entre 1865-1867, 1868-1871 y 1874-1880.

La contribución de Jaime White a la iglesia fue tanto en el campo de publicaciones como en el de liderazgo y
administración de la iglesia. Si hubo un fundador de la Review and Herald Publishing Association fueron él y su esposa, Elena G. de White. Lo mismo podría decirse de la Pacific Press Publishing Association. Jaime White fue el patrocinador y promotor de estas dos grandes instituciones.

Murió el 6 de agosto de 1881, cuando tenía solamente sesenta años. Literalmente se mató a sí mismo trabajando. Se elevó a tal estatura que fue difícil persuadir a otros hombres a encargarse del trabajo, pues ellos pensaban que él estaba calificado para hacerlo mucho mejor. Su esposa le aconsejó que compartiera sus responsabilidades. Trató de hacer esto, pero Jaime White era una figura grandiosa, un excelente financista y administrador, escritor, evangelista y ejecutivo. Los hermanos se apoyaron tanto en él que la imponente figura cayó. Sus sesenta años de vida fueron gastados generosa y sacrificadamente. Ningún otro ministro adventista del séptimo día hizo más que él para construir altos principios y eficiencia dentro de la vida de nuestras iglesias e instituciones. Ver: Captains of the Host, págs. 45-59, Footprints of the Pioners, págs. 117-122, Pioneer Stories Retsed, págs. 59-76.

Una Historia Sobre Jaime White

Jaime White nació en Palmyra, Maine, el 4 de agosto de 1821. Era descendiente de uno de los peregrinos que vinieron en el "Mayflower" en 1620. El hecho de que creció en una granja montañosa en Maine y vivió en un hogar humilde únicamente añade interés a la historia de su vida. En su juventud fue un maestro de escuela. Llegó a ser un ministro de la denominación cristiana de Maine. Aceptó los puntos de vista de Miller sobre la segunda venida y tuvo éxito en la predicación de la doctrina de la pronta venida del Salvador.

En enero de 1843, a mediados de un frío invierno de Maine, fue a más de 100 millas de distancia a lomo de
caballo, escasamente cubierto y sin dinero, para trabajar entre extranjeros. En una ocasión un grupo, instigados por no creyentes, se juntaron alrededor de la casa de reuniones y quitaron las ventanas. Cuando el joven ministro.

NUESTROS PIONEROS JOHN BYINTON

John Byington

PRIMER PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN GENERAL

Nació el 8 de octubre de 1789 - Murió el 7 de enero de 1887

Juan Byington era un itinerante predicador metodista antes de llegar a ser predicador Adventista del 7º día. Era un oponente vigoroso de la esclavitud y se dice que su hogar estaba en el viejo sótano de una estación de los ferrocarriles que ofrecía refugio a los esclavos que escapaban del Sur en busca de libertad. No aceptó el mensaje adventista hasta después de haber cumplido 50 años. Entonces llegó a ser un enérgico predicador de la verdad. Ayudó a organizar una de las primeras iglesias adventistas en Buck's Bridge, New York. Fue un hombre práctico y ayudó a construir varias de las primeras iglesias Adventistas del Séptimo Día.

En mayo de 1863, representantes de los adventistas observadores del sábado fueron enviados a Battle Creek, para la primera sesión de la Asociación General. 20 delegados asistieron, representando seis conferencias. Un comité ejecutivo de tres personas fue nombrado. El Pastor Juan Byington fue elegido el 21 de mayo, el primer presidente de la Asociación General. La iglesia de Buck's Bridge, donde Byington hizo su hogar, fue edificada en 1855, en el mismo año que se construyó la primera iglesia en Battle Creek. Sin embargo, es probable que la iglesia en Buck's Bridge se construyera antes. No era una iglesia grande, tenía 20 a 30 pies con una extensión de 15 pies en la parte de atrás. 

Las piedras del fundamento esparcidas pero todavía tendidas en la escena, testifican de la hermosa ubicación de esta antigua e histórica señal. En el año 1854 comenzó aparentemente a funcionar la escuela de Buck's Bridge. Fue fundada 2 años antes de la primera escuela elemental en Battle Creek. La hija del pastor Byinton, Martha, enseñó en esta escuela. Se casó con Geoge Amador, quien era my conocido en la oficina de la "Review and Herald" en Battle Creek. Como capataz e impresor. Byington vivió bastante como para ver a la iglesia que él estableció, llegar a ser una iglesia misionera con obra en varios continentes. Murió cuando tenía 88 años de edad.

Hechos Interesantes sobre John Byington

No tenemos mucha información acerca de Byington. Sabemos que era mayor en comparación con obreros
jóvenes como John Andrews, Urias Smith, John Loughborough, Myron Cornell, Stepen Haskell, George Butler, James White, Elena G. de White, etc. En los primeros días de nuestra iglesia hubo un venerable trío de pioneros que eran mayores en edad y muy respetados. Ellos eran Hiram Edson, John Byington y Joseph Bates. Estos hombres eran líderes y consejeros, bondadosos y enérgicos.

En el año 1857 Juan Byington se mudó de Nueva York a Michigan. Trabajó como evangelista cruzando esta región en su carruaje tirado por caballos. La gente solía decir: "Nadie conoce Michigan como John Byington". Era un hombre intrépido. Lo vemos unirse al pastor Jaime White en Round Grove, Illinois, y celebrar una conferencia de creyentes en noviembre de 1856. El trajo fortaleza a los esposos White cuando se encontraban viajando a través de Waukon, Iowa, en mal tiempo, para animar a los pastores que estaban desalentados. Su hijo, John F. Byington, enseñó en la escuela de Battle Creek en 1868 y llegó a ser médico. El Dr. Byington y el  Dr. H. S. Lay fueron los primeros médicos del Western Health Reform Institute, nuestra primera institución médica adventista del 7º día. Una bisnieta, la señora F. F. Oster, sirvió con valor en el Oriente Medio (Ver: Christ's Last Legion, págs. 460-462). La sangre misionera del vigoroso itinerante predicador metodista, que llegó a ser predicador adventista, llegó hasta la cuarta generación. 

NUESTROS PIONEROS JOSEPH BATE

Joseph Bates 


EL APÓSTOL DE LA VERDAD DEL SÁBADO


Nació el 8 de junio de 1792 - Murió el 19 de marzo de 1872 Fairhaven, Massachusetts, es una pequeña y quieta ciudad al otro lado del río Acushnet, cerca del antiguo pueblo ballenero de Nueva Bedford. A esa comunidad de Nueva Inglaterra llegaron y se establecieron en un pequeño rancho, los padres de José Bates cuando José era apenas un infante. Allí este futuro pionero de la iglesia pasó su niñez. Allí también el amor por el mar penetró en su sangre y a la edad de quince años, se hizo a la mar en un velero comercial. Por los siguientes veintiún años, fue marinero. Sus emocionantes aventuras en el mar y la historia de su vida llena de colorido es contada por Virgil Robinson en su libro "De Grumete a Cruzado Adventista" (Southern Publishing Association, 1960).

Bates regresó a la vida civil en 1828 con una pequeña fortuna. Llegó a estar involucrado en la causa abolicionista y fue conocido como un hombre intrépido y de convicción. Bates estaba trabajando en adquirir una propiedad para una escuela industrial cuando aceptó los puntos de vista de Guillermo Miller en relación con la pronta venida de Cristo. En un año, más o menos, el jubilado capitán llego a ser un respetado evangelista y dirigente espiritual entre los adventistas. El presidió una de las primeras asociaciones de los adventistas.

En la primera parte del año de 1845, Bates fue dirigido providencialmente a entender la verdad concerniente al séptimo día como el Sábado Bíblico. Visitó Washington, New Hampshire, donde un grupo de adventistas habían comenzado a observar el séptimo día. Fortalecido por esta experiencia, llegó a ser el apóstol de esta "recién" descubierta doctrina. En 1846 publicó un folleto de 48 páginas sobre el tema. El capitán Bates estuvo presente en las conferencias "sabáticas" de 1848 donde importantes enseñanzas bíblicas fueron desenterradas por los adventistas guardadores del sábado de la mina de oro de las Sagradas Escrituras. Estas recién descubiertas doctrinas llegaron a ser la "plataforma de fe" de los Adventistas del Séptimo Día.
El respetado capitán era el más antiguo miembro de los pioneros de nuestra iglesia y llegó a ser el primer
presidente de una Asociación local de los Adventistas del Séptimo Día (Michigan, 1861). Vivió hasta una edad bastante avanzada. Una de las razones de su fortaleza física, a pesar de los muchos sacrificios, fue sin duda su vida temperante y su dieta sencilla. Organizó una de las primeras sociedades de temperancia en los Estados Unidos. El capitán Bates era un hombre espiritual con puntos de vista bien definidos y valiente como un león. No vacilaba en sacrificarse cuando llegaba la necesidad. Demos gracias a Dios por este venerable capitán apóstol de la verdad del Sábado. Leer: Footprints of the Pioneers, págs. 40-48; Captain of the Host, págs. 29-44.

Una Historia Acerca del Capitán José Bates


Todo lo que el capitán Bates hizo, lo hizo bien. Nunca fue un trabajador indiferente. Cuando sirvió en el mar como capitán, decidió ser el más eficiente capitán que "hubiera surcado los siete mares". Cuando abandonó el tabaco y las bebidas alcohólicas, las abandonó para siempre. Nunca retrocedió un solo paso. Cuando aceptó los puntos de vista de Guillermo Miller y comenzó a predicar el advenimiento de Cristo, dedicó todo su dinero y todo su corazón a su predicación. Cuando vio la luz del sábado del cuarto mandamiento, observó el siguiente sábado.

Prudence, la esposa de José, consideraba que él era impulsivo y excesivamente entusiasta en sus asuntos. Ella siempre estaba años atrás de su vigoroso esposo, pero eventualmente lograba ponerse a su altura. Esto fue cierto en relación a su aceptación del mensaje adventista y de la verdad del sábado.

No había pasado mucho tiempo desde que José Bates se había relacionado con la verdad del sábado (por medio de un artículo de T. M. Preble en el periódico "La Esperanza de Israel", de marzo de 1845) que él escuchó de un pequeño grupo de personas que observaban el sábado entre las montañas de Nueva Hampshire, en un pequeño pueblo llamado Washington. El líder era Federico Wheeler. José Bates sintió un ardiente deseo de visitar a estas personas y hablar con ellos respecto a la fe. Compró un boleto para ir en tren y después de haber viajado tan lejos, como el tren no lo podía llevar, compró un boleto para un coche. Después de haber viajado tan lejos, como el coche no lo podía llevar, realizó el resto del viaje a pie. Llegó a la casa de campo de los Wheeler ya bien entrada la noche. Las luces estaban apagadas y el primer ministro adventista que guardaba el sábado, estaba en cama.

Bates no vaciló en despertarlo y se pasaron conversando la mayor parte de la noche. Jorge, un niño de once años, hijo del pastor Wheeler, oyó la conversación y más tarde divulgó la historia entre sus amigos. Al día siguiente Jorge y uno de los criados fueron al campo a trabajar, mientras el pastor Wheeler llevó al Capitán Bates a la casa de Ciro Farnworth en Millen Pend, cerca de la pequeña iglesia donde los adventistas observadores del sábado se reunían. Allí, debajo de los arces, se sentaron Federico Wheeler, Ciro Farnsworth, su hermano Guillermo y José Bates para platicar respecto al sábado.

Después de esta reunión, realmente la primera conferencia adventista del 7º día celebrada alguna vez, José
Bateas regresó a Fairhaven. Estaba convencido. Entusiasmado se llenó de celo para predicar la verdad. ¡Oh cómo amo este sábado!. De regreso en Fairhaven, un amigo y compañero adventista, Jaime Madison Monroe Hall, se encontró con el viejo capitán Bates en el puente que cruza el río Acushnet y exclamó: "Capitán Bates qué noticias tiene" La respuesta triunfante del hermano Bates fue: "Las nuevas son que el séptimo día es el sábado del Señor, nuestro Dios". No fue fácil convencer a Hall, pero los argumentos del Capitán Bates fueron convincentes y Hall vino a ser un nuevo converso a la doctrina del sábado (él guardó el siguiente sábado) y se unió a Bates en la recién encontrada fe. Poco después de esto, Bates escribió un folleto sobre este asunto que fue el instrumento que guió a Jaime y Elena White a aceptar la luz.

NUESTROS NPIONEROS RAQUEL OAKES PRESTON

Rachel Oakes Preston
Una celosa guardadora del Sábado

Nació el 2 de marzo de 1809 - Murió en 1868.

Un indicio del importante papel que la Sra. Preston jugó en la historia de la iglesia Adventista primitiva se obtiene al mirar la inscripción sobre la lápida de su tumba: "Raquel Preston fue usada por Dios en llevar la verdad del sábado a la iglesia Adventista de Washington, New Hampshire; la cual llegó a ser la primera iglesia Adventista del Séptimo Día en América".

Raquel Preston era una Bautista del Séptimo Día cuando vino a Washington. Su hija Raquel Delight Oakes, llegó a ser la esposa de Cyrus Farnsworth, quien con su hermano Guillermo fueron los primeros observadores del sábado entre los adventistas de Washington.

Fue en el año 1837, que Raquel Harris Oakes y su hija se unieron a la iglesia Bautista del Séptimo Día en Vernon, Vermot. Evidentemente su esposo, Emory, murió allí, aunque no hay ninguna declaración al respecto. En el año de
1843 Raquel Oakes y su hija, Delight, se mudaron a Washington, New Hampshire. Delight enseñaba en la escuela. Su madre vivía con ella y llegó a ser el instrumento en las manos de Dios para llevar la luz del sábado a ese grupo de adventistas. Los adventistas a su vez, le trajeron la bendita esperanza del segundo advenimiento. En Washington conoció a Nathan T. Preston, con quien contrajo matrimonio. Vivieron allá y en Milford por muchos
años y finalmente regresaron a Vernon, Vermot, donde murió y fue enterrada.

Una Historia Sobre Raquel Oakes Preston Regresemos a la pequeña iglesia en Washington, New Hampshire, la primera iglesia de los adventistas guardadores del sábado. Arturo Spalding les contará una experiencia que llevó a un número de almas sinceras a comenzar la observancia del sábado: El servicio de comunión estaba siendo celebrado en la iglesia cristiana de Washington, New Hampshire, un domingo del invierno de l844. Presidía el pastor Frederich Wheeler, ministro metodista y adventista de Hillsboro, cuya área incluía esta iglesia. El notó entre los que comulgaban a una señora de mediana edad que estaba sentada en la banca de Daniel Farnsworth, quien mantenía sus brillantes ojos sobre él durante el servicio y parecía casi para salir, cuando declaró: Todos los que confiesen comunión con Cristo en un servicio como éste, deberían estar listos para obedecer a Dios y guardar sus mandamientos en todas las cosas. El deseaba saber acerca de esta dama. 

Algo más tarde, al visitar a la familia, el pastor conoció a la señora Raquel Oakes, madre de la joven Delight Oakes, la maestra de la escuela. Directa en su palabra como en su mirada le dijo: "--Recuerda pastor Wheeler, que usted dijo que todo el que confiesa a Cristo debería guardar todos losmandamientos de Dios?
--Sí
--Casi me levanté en la reunión para decir algo.
--Me pareció. ¿Qué tenía en mente para decir?
--Quería decirle que era mejor retirar la mesa de la Santa Cena y cubrirla con un mantel hasta que usted empiece a guardar los mandamientos de Dios. --dijo Raquel Oakes".

El pastor Wheeler se sentó sorprendido. Se sintió un poquito apocado, pero él estaba agradecido que esta persona de acción directa había tenido la gracia cristiana de esperar para una entrevista privada. ¿Que él no guardaba los mandamientos de Dios? ¿Estaba él desobedeciendo? ¡Oh, sí! El había escuchado de esta hermana Bautista del 7º día, quien recientemente había llegado a vivir aquí, y de su decidida opinión sobre la obligación de los cristianos de guardar el sábado por el domingo. Este era el liberal cuarto mandamiento que ella estaba ahora predicándole a él. www.masterguides.org Pagina 5 de 16 www.guiasmayores.org

Fue un sermón efectivo. Frederick Wheeler se fue pensando. Siguió pensando y estudiando y no muchas semanas más tarde guardó su primer sábado y predicó un sermón sobre esto ese mismo día" Captains of the Host, págs.
107, 108.

Esta fue la manera en que los adventistas de Washington, New Hampshire, oyeron por primera vez acerca de la verdad del sábado del Señor. 

NUESTROS PIONEROS GUILLERMO MILLER

Guillermo Miller
HERALDO DEL SEGUNDO ADVENIMIENTO
Nació el 13 de febrero de 1782 - Murió el 20 de diciembre de 1849
Cuando niño Guillermo Miller vivió en una finca al este de Nueva York. A la muerte de sus padres, heredó la finca. Cuando joven fue un estudiante diligente, consiguiendo prestado libros y leyendo siempre que tenía oportunidad. En la noche, después que sus padres se retiraban, se levantaba en silencio, tomaba un libro, se acostaba frente a la chimenea y estudiaba. Una noche su padre lo sorprendió y amenazó con pegarle si no descansaba y dejaba sus hábitos ridículos de estudio.
Miller tenía una formación religiosa sólida, pero se ató a la "multitud equivocada". Sus amigos eran deístas. Esta gente puso a un lado la Biblia y tenía ideas vagas acerca de Dios y su personalidad.
Pero Miller fue siempre un hombre de carácter moral elevado. Lo que no pudo encontrar en la religión lo trató de obtener en realización elevadas y patrióticas. Sirivió con distinción a su patria como oficial en la guerra de 1812. Más tarde en su comunidad natal sirvió como juez de paz.
Cuando Miller tenía treinta y cuatro años, se sintió descontento con sus perspectivas. El Espíritu Santo impresionó su corazón y se volvió al estudio de la Palabra de Dios. En este libro, Jesús le fue revelado como su Salvador. Encontró en Cristo la respuesta a todas sus necesidades. Decidió estudiar la Biblia cuidadosamente y establecer, si podía, la respuesta a los muchos problemas que lo tenían perplejo. Su estudio lo condujo a las grandes profecías que indicaban la primera y la segunda venida de nuestro Señor. Las profecías del tiempo le interesaban, particularmente las de Daniel y Apocalipsis.
En el año 1818, como resultado de su estudio de las profecías de Daniel 8 y 9, llegó a la conclusión de que Cristo vendría en algún tiempo del año 1843 ó 1844. Vaciló hasta 1831 antes de empezar a anunciar sus descubrimientos. Entonces la suerte fue echada. Por su primer servicio público podemos marcar los principios del movimiento adventista en Norteamérica. En los meses y años que siguieron aproximadamente 100,000 personas creyeron en la inminente segunda venida de Cristo.
Miller vivió varios años después del chasco de 1844. Murió en Jesucristo en 1849. Cerca de su casa en Low Hampton hay una pequeña iglesia que él construyó antes de morir. A pesar de su incomprensión del evento que debía acontecer en 1844, Dios lo usó para despertar al mundo en cuanto a la proximidad del fin y a la preparación de pecadores para el tiempo del juicio.
Descansa en el pequeño cementerio de Low Hampton, Nueva York, esperando el llamado del Dador de la vida.
Ver: Conflicto de los Siglos, págs. 317-330; también Midnigth Cry. págs. 17-60; Footprints of the Pioneers, págs. 18-27, y Captains of the Host, pág. 15-26.
Una Historia Acerca de Miller
En 1818 William Miller llegó a la conclusión de que Cristo iba a regresar en 1843 ó 1844, pero vaciló en decirle a la gente porque pensó: "soy solamente un agricultor y se burlarán de mí". Así que estudió el asunto por quince años más. Un día, el 2 de agosto de 1831 para ser exactos, le prometió al Señor que si el camino se abría, iría. Arturo Spalding relata cómo el Señor guió a su sobrino Irwing hacia su casa, con la invitación que él había convenido. "¿Qué quieres decir por el camino abierto?" "Que si alguien viene, sin mi iniciativa, y me pide que salga y proclame el mensaje, diría que el camino está abierto".
"Entonces Irving en la puerta del frente, hablaba y daba el mensaje de su padre de: Venir y hacerse cargo del servicio en la iglesia en ausencia del predicador local. "Ven y enseña a nuestro pueblo que el Señor viene. . . "
Guillermo Miller estaba asombrado por este llamado repentino. No contestó una palabra al niño, sino que dando vuelta, cruzó la puerta de atrás, bajó la pequeña cuesta del lado oeste y subió nuevamente al bosque de arce donde a menudo fue a orar. A lo largo de todo el camino una voz susurraba en sus oídos: "¡Ve y dilo! ¡Ve y dilo! ¡Ve y dilo al mundo!" En su bosque de arce (aún erguido, con varios patriarcas del tiempo y algunos árboles tiernos) cayó de rodillas y gritó: "¡Señor, no puedo ir! ¡No puedo! Soy solamente un agricultor, no un predicador; cómo puedo llevar un mensaje como Noé?" Todo lo que pudo escuchar fue: "¿Romperás una promesa tan pronto después de haberla Hecho? ¡Ve y dilo al mundo!
"Al fin se rindió, exclamando: "Señor no sé cómo puedo hacerlo, pero si tú irás conmigo iré".
"Su carga fue quitada. Su espíritu se elevó. Saltó, éste calmado y viejo agricultor de edad madura, brincando de un lado a otro, aplaudía y clamaba:, ¡Gloria, Aleluya!"
"Lucía, su hija más pequeña, su casi constante compañera, lo siguió mientras él se apresuraba por el sendero; y ahora parándose a su lado, estaba atenta a su acción y su triunfo. Asombrada por esa explosión que nunca antes había visto en su padre, corrió de regreso a la casa gritando: "¡mamá, mamá, ven rápido! Papá está en el bosque y se ha vuelto loco!" Eso fue lo que el mundo dijo de él más tarde, pero Lucía reconsideró su juicio y siguió sus enseñanzas hasta el final de sus días". --Footprints of the Pioneers, págs. 20-22.

Esta es la historia del llamado de Miller a la predicación del segundo advenimiento de nuestro Señor. ¡Qué poderoso predicador era él también! Considerado, enérgico. Miles fueron convertidos por su ministerio. Si esperamos que el Señor nos ayude a estar listos para su venida y ayudar a otros a estar listos, debemos estudiar la Biblia con ahínco y ser tan fieles en nuestra obra como Miller lo fue en los últimos años de 1830 y en los primeros de 1840.

LA IGLESIA ADVENTISTA NO ESCONDE SU PASADO, COMO NACIÓ LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

LA HISTORIA DE LA IGLESIA ADVENTISTA A NIVEL MUNDIAL.

​La Iglesia Adventista del Séptimo Día nació a partir del Movimiento Millerista de la década de 1840, que resultó ser una de las últimas oleadas de reavivamiento del Segundo Gran Despertar religioso. El movimiento Millerista recibe su nombre de William Miller, quien, durante su adultes temprana, llegó a ser un Deísta. Luego de pelear en la guerra de 1812 (entre Estados Unidos y Gran Bretaña), Miller compró una granja en Low Hampton, Nueva York, y comenzó a frecuentar una Iglesia Bautista cercana para complacer a su abuela. Un día, al leer un sermón a pedido de los diáconos locales, fue convencido de los beneficios de la salvación Cristiana. Como resultado de la ridiculización de sus amigos deístas, comenzó a estudiar la Biblia, utilizando una concordancia cómo su única ayuda de estudio. A través de su conocimiento de la historia, Miller se dio cuenta que los eventos descritos en el libro de Daniel capítulos 2 y 7 correspondían a eventos históricos. Cierto día, al estudiar Daniel 8:14 llegó a estar convencido de que la "purificación" de la que hablaba el profeta se trataba del regreso de Cristo para purificar la Iglesia. Ocupando un razonamiento de "sentido común cristiano" (tal como el principio de interpretación profética de día por año, a las profecías de Daniel y Apocalipsis) interpretó la profecía de "los 2300 días" de Daniel 8:14 concluyendo que la segunda venida de Cristo ocurriría "alrededor del año 1843."
El movimiento Millerista culminó con el "movimiento del séptimo mes", que enseñaba que el "ministerio sacerdotal de Cristo" culminaría con la purificación de la tierra, estableciendo la segunda venida de Cristo en o antes del 22 de octubre de 1844, coincidiendo con un Yom Kippur. Como Cristo no regresó en esa fecha, el episodio se llegó a conocer como "el Gran Chasco".
Un pequeño grupo de Milleristas creía que sus cálculos habían sido correctos, pero que su comprensión de la purificación del santuario era equivocada, y comenzaron a enseñar que otra cosa había sucedido en 1844. Su estudio de la Biblia los llevó a la convicción de que en esa fecha Jesús había entrado al "Lugar Santísimo" del santuario celestial, y había comenzado un "juicio investigador" del mundo: un proceso a través del cual ocurre una examinación de los registros celestiales para "determinar quiénes, a través del arrepentimiento de sus pecados y la fe en Cristo, están en condiciones de recibir los beneficios de la expiación", luego del cual Jesús regresará a la tierra. De acuerdo a la enseñanza de los Adventistas, el retorno de Cristo puede ocurrir muy pronto, aunque existe la determinación de nunca fijar fechas para su retorno, en armonía con el Evangelio según San Mateo, que dice, "el día y la hora nadie sabe" (Mateo 24:36).
Al mismo tiempo que los seguidores del movimiento estudiaban el santuario, surgió la problemática del día bíblico de descanso y adoración. El primer defensor de guardar el Sábado como día de reposo entre los primeros Adventistas fue el capitán Joseph Bates. Bates llegó a conocer la doctrina del Sábado gracias a un folleto escrito por un predicador Millerista llamado Thomas M. Preble, quien a su vez había sido influenciado por una joven Bautista del Séptimo Día, Rachel Oakes Preston.
Este mensaje gradualmente fue aceptado y formó parte del tema de la primera edición de la publicación de la Iglesia, "La verdad presente" (The Present Truth), que apareció en julio de 1849. Aunque al comienzo se creía que el "sábado" comenzaba a las 6 pm, para 1855 se aceptó en general de que el "sábado" comienza con la puesta del sol. Durante alrededor de 20 años, el movimiento Adventista consistió de un grupo disgregado de personas que se adherían al mensaje. Entre sus mayores partidarios se encontraban James White, Ellen G. White y Joseph Bates. Luego de intensas discusiones se estableció en Battle Creek, Míchigan, una iglesia organizada formalmente llamada Iglesia Adventista del Séptimo Día. En el momento de su organización, es decir, en mayo de 1863, contaba con 3500 miembros. A través de grandes esfuerzos evangelísticos por parte de sus ministros y miembros laicos, y gracias a la dirección de Ellen White, la iglesia creció rápidamente y estableció su presencia fuera de América del Norte durante la última parte del siglo XIX. En 1903, la sede denominacional se mudó de Battle Creek a una sede temporaria en Washington D.C., y poco tiempo después se estableció en la localidad cercana de Takoma Park, Maryland. En 1989 la sede fue cambiada de lugar nuevamente, esta vez a Silver Springs, Maryland.

martes, 30 de diciembre de 2014

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